El hermetismo surgió en el Egipto de los Ptolomeos, del periodo helenístico; se trata de un movimiento doctrinal, esotérico y religioso, que combina aspectos de los cultos egipcio y griego y tiene como figura central al dios Hermes, el mensajero de los dioses, al que invoca con el apelativo de Trismegisto, el tres veces grande.
Este movimiento ejerció una profunda influencia en la filosofía grecorromana de comienzos de la era cristiana y entre los humanistas del Renacimiento (Pico della Mirandola y otros adeptos de la alquimia y el neoplatonismo).
El Corpus hermeticum consiste en una colección de textos sagrados, escritos en griego (en un inicio se afirmó que eran traducciones de textos egipcios), que contiene las principales creencias y doctrinas herméticas, concernientes a la divinidad, el origen del cosmos, la caída del hombre desde el Paraíso y las grandes cuestiones de Verdad, Bien y Belleza.
La tradición atribuye la autoría del Corpus a Hermes Trismegisto, originariamente transfiguración del dios egipcio Thot, pero después transformado en sabio.