John Milton ofreció a su público en 1671 un juego sutil de contrastes y de ecos entre el Paraíso recobrado y Sansón agonista al agruparlos en un mismo volumen: un juego que conlleva serias implicaciones teológicas y políticas, que aún hoy puede continuar cada vez que ambos poemas se leen en paralelo. el paraíso recobrado y sansón agonista proponen una reflexión sobre dos modelos de virtud extraídos de las sagradas escrituras.
La dinámica psicológica de ambas obras es, sin embargo, opuesta: el cristo miltoniano de el paraíso recobrado aparece en una posición moral fija, estática, resistiendo a las tentaciones del intelecto y de la voluntad; sansón avanza, en cambio, hacia una plena regeneración moral desde la esperanza y la autoacusación.
Ambas obras proyectan finalmente a sus personajes, desde una situación de inacción, hacia la entrega activa a una causa espiritual y política, por medios violentos en sansón y pacíficos en Cristo.