Altamirano toma de la realidad los elementos con que elabora sus obras: historia, paisajes, costumbres, recuerdos personales, y construye un mundo que permite la idealización amorosa, la utopía social o la lección moralizadora.
En La Navidad en las montañas el autor evoca su pueblo, su familia, las costumbres de Navidad, y el sentimiento de piedad cristiana que él añora. Dentro del desarrollo de la historia, deja ver un programa social que busca la consolidación económica y la unidad política de México.