En La familia escobar: un legado de música sonorense, Rocío Terán describe, de manera amena y bien documentada, las vicisitudes de una familia de músicos sonorenses que sortean no solo la situación económica de principios del siglo XIX —hasta mediados del XX— en Sonora, sino también la cambiante situación política del país y del estado. Narra la inclusión  de la música en las diversas campañas militares y su papel  al servicio de las causas patrióticas; registra la constante preocupación por los ataques de los indios y subraya como, a pesar de las contrariedades, la vida continúa y se multiplican los motivos para celebrar: surgen nuevos matrimonios, nacimientos, fallecimientos y otras ocasiones propicias para llamar a los músicos y ambientar la escena.

En este contexto, la familia Escobar es protagonista de un extenso capítulo de la vida musical en Sonora; la permanencia de los Escobar como orquesta o como compositores abarca dos siglos. Pero la investigación va más allá.

Relata también, a través de la vida de esta familia de músicos, el ambiente de la época; da cuenta de las orquestas típicas en el estado y, en mayor medida, de las obras musicales en boga. Nos habla de valses, dedicados a las señoritas de la sociedad; de los schottises, alegres y bailables; de las románticas mazurcas y de las picantes polcas. Este apasionante repaso de la vida de Sonora nos habla, sobre todo, de su música.