Bordes trashumantes es un libro en el límite de muchas fronteras. Entre la carne y la memoria, en el cruce del dolor y la fuga, de ida y de regreso de una identidad imposible pero necesaria, Jeremías Marquines (Bartolomé Delgado de León) ha logrado un poema largo de una intensidad casi religiosa. O plenamente religiosa, de profeta perdido en el desierto fronterizo, de hombre que se aferra a su voz mascullada y seca.
Lo rodea el sexo, lo rodea el arrepentimiento, la arena, lo rodea el horizonte rulfiano, como un infierno del que han venido desde siempre (dije desde siempre) nuestros mejores poetas.
Bajo el peso de un sol alucinatorio, Jeremías Marquines recuerda. Recordar con lucidez es, en la voz del poeta, recordar para todos, para la memoria común.