Obra ganadora del Concurso del Libro Sonorense efectuado en el año de 1949.
Aunque propiamente se reduce a una cuidadosa compilación de poesías hogareñas, posee la indiscutible validez de ser la primera en su género que reúne la cosecha literaria de nuestros versificadores, misma que si bien es abundante, hasta ahora se encontraba dispersa, y aunque buena parte relegada en el olvido y hasta en la ignorancia.
Ya hacía falta que alguien se preocupara por compilar y ordenar esta valiosa contribución del folklore a la cultura estatal. Porque si bien en las páginas de la antología no suena la lira de un Amado Nervo, un Rubén Darío o un Luis G. Urbina, en cambio, sí contiene el canto de la más genuina expresión sentimentalista del alma sonorense.
Alfonso R. López